¿Cómo promovemos la justicia ambiental?

Israel se enfrenta a una grave crisis ambiental: algunas de las tasas de vertederos más altas del mundo occidental, sin ley climática y grandes disparidades entre ciudades y pueblos en lo que respecta a la protección y aplicación del medio ambiente. Estas brechas son especialmente pronunciadas en los vecindarios desfavorecidos y las comunidades periféricas, donde la inversión en infraestructura es muy escasa.

«Actualmente no existe un organismo independiente en Israel que consolide el conocimiento legal-ambiental y apoye a las autoridades locales y al gobierno en la toma de decisiones informadas», dice el Dr. Uri Sharon, experto en derecho ambiental y climático. «Esta ausencia conduce a consecuencias en el mundo real: leyes que no se aplican, regulaciones que no coinciden con la realidad y comunidades enteras que se quedan atrás».

Un nuevo centro para el derecho, el medio ambiente y la sociedad

La Universidad Bar-Ilan ha establecido un nuevo centro de investigación centrado en la intersección del derecho, el medio ambiente y la sociedad. El centro recibió recientemente una subvención de 6 millones de shekels del Ministerio de Protección Ambiental de Israel, fondos que se originan en la compensación pagada al estado tras el devastador desastre ambiental en Nahal Ashalim, uno de los peores en la historia reciente de Israel.

La misión del centro es ir más allá de los límites académicos e influir en la política real. Los investigadores ya están colaborando en proyectos con partes interesadas de todo el espectro, desde ministerios gubernamentales hasta organizaciones de base en los sectores haredi y árabe.

Soluciones prácticas ya en acción

En asociación con el municipio de Ramat Gan, los investigadores están construyendo un GIS (Sistema de Información Geográfica) que mapea los vecindarios que experimentan estrés por calor extremo. Los datos ayudan a los funcionarios de la ciudad a planificar estructuras de sombra, plantación de árboles y renovaciones de edificios públicos.

En otra iniciativa, los investigadores están trabajando con el grupo municipal del Néguev Occidental para identificar peligros ambientales como el vertido ilegal de desechos y la contaminación del suelo en áreas agrícolas. Junto con los líderes de la comunidad local, están explorando soluciones viables, como simplificar las regulaciones y mejorar la colaboración entre municipios.

Modelo Global, Implementación Local

El nuevo centro se inspira en iniciativas similares en el extranjero, como el Instituto Grantham de Londres y el Instituto Nicholas de la Universidad de Duke. El Dr. Sharon, quien anteriormente trabajó en el Instituto Nicholas y ahora se desempeña como subdirector del centro en Bar-Ilan, explica:

«Estos institutos demuestran cómo un cuerpo académico interdisciplinario puede servir como un puente efectivo entre la ciencia, el derecho y la política, brindando a los tomadores de decisiones soluciones concretas a problemas ambientales apremiantes».

La academia no puede ser una torre de marfil

El profesor Oren Pérez, director del centro y director de la Escuela de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Bar-Ilan, enfatiza la misión aplicada del centro:
«Nuestro objetivo no es solo publicar artículos, sino traducir nuestro conocimiento en acción con un impacto inmediato».

El trabajo del centro integra la experiencia académica en todos los campos, desde el derecho constitucional y público hasta la economía ambiental, la química, las ciencias del comportamiento y la psicología. La investigación actual de Bar-Ilan ya abarca una amplia gama de temas: energía solar, estudios del agua, detección de contaminación impulsada por IA y psicología ambiental.

La justicia ambiental es una cuestión de supervivencia

Una de las principales áreas de enfoque del centro será la justicia ambiental, particularmente cómo las crisis ambientales afectan a diferentes grupos de población.
«Los barrios pobres, las ciudades árabes y las comunidades social o geográficamente periféricas suelen ser los primeros en sufrir», dice el profesor Pérez. «La contaminación, ya sea de desechos, aire o agua, no afecta a todos por igual. Perjudica de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables. Si no creamos mecanismos de protección basados en datos, solo profundizaremos la desigualdad. No se trata solo de ideología, se trata de nuestra supervivencia compartida».