Un nuevo estudio de la Universidad Bar-Ilan, en colaboración con la Universidad de Rutgers, ha arrojado luz sobre un actor sorprendente y poco conocido en el ciclo global del carbono: los virus de ARN en el océano.
Publicado en Science Advances, la investigación revela que los virus de ARN pueden interferir con la capacidad del océano para reciclar carbono y nutrientes, lo que podría influir en la cantidad de carbono que permanece atrapado en las profundidades del mar y cuánto vuelve a ingresar a la atmósfera. Estos conocimientos agregan una nueva capa de complejidad a nuestra comprensión de la regulación climática.
Fitoplancton: organismos diminutos, impacto global
El estudio se centra en algas microscópicas llamadas fitoplancton, organismos diminutos pero poderosos que no solo producen una parte significativa del oxígeno de la Tierra, sino que también extraen grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera. Cuando se infecta con virus, el fitoplancton muere y libera materia orgánica disuelta (DOM) en el agua circundante. Este DOM se convierte en combustible para las bacterias marinas, ayudando a impulsar uno de los sistemas de reciclaje más importantes del planeta.
Virus de ARN vs. ADN: una diferencia crítica
Pero los investigadores encontraron que no todos los virus afectan a este sistema por igual.
Al comparar cómo los virus de ADN y ARN infectan una especie común de fitoplancton, descubrieron una diferencia sorprendente: el DOM liberado por las células infectadas por virus de ADN apoya el crecimiento bacteriano y el reciclaje de carbono. Por el contrario, el DOM de las infecciones por virus de ARN es más difícil de descomponer para las bacterias, requiere más energía y ofrece menos valor nutricional. Como resultado, el reciclaje se ralentiza y más carbono orgánico puede hundirse en las profundidades del océano, donde puede permanecer secuestrado durante períodos más largos.
Nuevos conocimientos sobre la regulación climática
«Los virus no solo matan al fitoplancton; alteran fundamentalmente la forma en que el carbono se mueve a través del océano», dijo la Dra. Chana Kranzler de la Facultad de Ciencias de la Vida Goodman de la Universidad Bar-Ilan, quien dirigió el estudio y ganó el prestigioso Premio Krill por su descubrimiento. «Estamos aprendiendo que distintos tipos de infecciones virales pueden afectar a las comunidades microbianas circundantes de diferentes maneras, lo que podría remodelar la forma en que se recicla el carbono y la cantidad de carbono que finalmente se secuestra en las profundidades del océano».
¿Qué sigue?
Dado que cada gota de agua de mar contiene millones de virus, las implicaciones son enormes. Si bien los virus de ADN y ARN están muy extendidos, sus funciones ecológicas y su impacto en el ciclo del carbono aún se están descubriendo.
Esta investigación abre nuevos caminos para los científicos que buscan comprender las interacciones sutiles y poderosas entre la vida marina y los sistemas climáticos de la Tierra. A medida que el planeta lidia con niveles crecientes de carbono atmosférico, descubrir los mecanismos detrás del almacenamiento natural de carbono nunca ha sido más urgente.