Un nuevo estudio israelí está desafiando una de las acusaciones más explosivas de la guerra de Gaza, las afirmaciones de genocidio, e insta a la comunidad mundial a repensar la forma en que se analizan e informan los conflictos.
Realizado por un equipo de académicos y expertos legales israelíes, y publicado por el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat de la Universidad Bar-Ilan, el estudio examina las acusaciones de crímenes de guerra y genocidio contra Israel durante la Operación Espadas de Hierro. Concluye no solo que estas acusaciones carecen de base probatoria, sino también que muchas de las fuentes de datos que impulsan la indignación internacional están metodológicamente comprometidas o manipuladas.
Dirigido por el Prof. Dan Orbach, historiador militar de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el equipo de investigación incluye al Dr. Yonatan Buxman (investigación cuantitativa), el Dr. Yagil Henkin (historia militar, Centro Shalem y el Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén) y el abogado Yonatan Braverman (derecho de los conflictos armados). El informe combina análisis cuantitativo-estadístico, documentación forense, fuentes primarias e historia militar comparada para separar la propaganda de los hechos verificables.
Una doble misión: verdad y método
Los investigadores se propusieron dos objetivos: verificar o refutar las afirmaciones fácticas relacionadas con la conducta de Israel durante la guerra, y examinar cómo se recopila y difunde la información en las zonas de conflicto, particularmente en entornos controlados por regímenes hostiles o autoritarios.
Enfatizan la necesidad de hacer referencias cruzadas de fuentes israelíes, palestinas e internacionales al tiempo que minimizan el sesgo ideológico y se resisten a las narrativas precargadas.
Hallazgos clave del estudio:
- No hay evidencia de tácticas de hambre:
La afirmación ampliamente difundida de que Gaza requiere 500 camiones de ayuda por día se remonta a una cita errónea del Secretario General de la ONU. Los registros de la ONU antes de la guerra muestran un promedio de 73 camiones de comida por día. Entre octubre de 2023 y el 17 de enero de 2025, Israel permitió un promedio de 109 camiones de ayuda diaria. Aunque las entregas disminuyeron durante la operación de Rafah (mayo de 2024), se recuperaron con fuerza durante el alto el fuego de marzo de 2025, lo que resultó en un suministro promedio de alimentos por día más alto que antes de la guerra. - El papel de la agricultura local es muy exagerado:
Contrariamente a la afirmación de que el 44% de la ingesta calórica de Gaza proviene de la agricultura local, el estudio encuentra que el número probablemente esté por debajo del 12%, incluso antes de las restricciones a la exportación. - No hay una política sistemática de ataques contra civiles:
Si bien ocurrieron incidentes aislados de posible negligencia o mala conducta, el estudio no encontró evidencia de una política organizada o una directiva de arriba hacia abajo para dañar deliberadamente a los civiles. - Manipulación de datos por parte de Hamas:
El Ministerio de Salud de Gaza clasifica a todas las víctimas, incluidos los militantes, como civiles, según las pautas internas de Hamas. Las organizaciones internacionales que se basan únicamente en esta fuente han propagado cifras distorsionadas de víctimas. - Precaución sin precedentes por parte de las FDI:
Las FDI emplearon alertas tempranas, ataques de precisión y misiones abortadas para evitar daños a civiles, medidas que tuvieron un costo estratégico pero que demostraron reducir las bajas. - Las «zonas seguras» eran realmente seguras:
Menos del 1,2% de las víctimas ocurrieron en las zonas de campamentos de al-Mawasi y centrales, que Israel designó para la evacuación de civiles, lo que contradice las afirmaciones de ataques deliberados en estas áreas. - Fallas sistémicas en la metodología humanitaria y de la ONU:
El estudio destaca un patrón de fuentes circulares, estimaciones no verificadas y correcciones silenciosas en los informes humanitarios y de la ONU, haciéndose eco de problemas similares de conflictos pasados en Irak, Líbano y Gaza.
Un estudio de caso sobre falsas alarmas
Para probar aún más los métodos utilizados por los grupos de derechos humanos y los organismos de la ONU, los investigadores revisaron el caso de Irak en la década de 1990. Durante las sanciones lideradas por Estados Unidos, los titulares mundiales afirmaron que cientos de miles de niños iraquíes habían muerto, citando datos del Ministerio de Salud de Saddam Hussein y una encuesta de la Agencia de Alimentos de la ONU.
Sin embargo, después de la caída del régimen, se supo que los datos probablemente fueron fabricados. El aumento de la mortalidad infantil nunca se había producido. Sin embargo, incluso después de que la investigadora que publicó los hallazgos admitiera que había sido engañada, el ecosistema humanitario ignoró en gran medida la corrección.
El «sesgo humanitario»: un concepto de precaución
Los investigadores acuñan el término «sesgo humanitario» para describir la tendencia de las organizaciones de ayuda a aceptar datos alarmantes de las partes interesadas para evitar la catástrofe percibida. En tales contextos, incluso las refutaciones basadas en hechos se pintan como intentos moralmente insensibles de minimizar el sufrimiento.
El profesor Orbach advierte que este enfoque tiene consecuencias peligrosas:
«Si cada guerra urbana difícil se etiqueta como genocidio, despojamos al término de su fuerza moral y legal. El genocidio se convierte en otra herramienta política, vacía de significado».
Un nuevo camino a seguir
A la luz de sus hallazgos, el equipo propone una nueva metodología para el análisis de conflictos, basada en la transparencia, la verificación cruzada y el escepticismo riguroso de los datos motivados políticamente. Subrayan que las denuncias de crímenes de guerra deben tomarse en serio e investigarse a fondo. Sin embargo, los hechos, no los eslóganes, deben guiar la justicia.
El estudio completo se publicará en inglés y hebreo en https://besacenter.org/ .