Una investigación conjunta de Guy Levkovich, estudiante de doctorado en la Facultad de Ciencias de la Vida de BIU y dirigida por el Dr. Dror Sagi del Instituto Volcani en Israel, realizó un experimento a largo plazo utilizando gallinas ponedoras como modelo. Descubrieron que restringir el acceso a los alimentos durante las horas del día, siguiendo los patrones de alimentación naturales de estos animales diurnos, condujo a mejoras notables en la salud y la fertilidad de las gallinas.
Los resultados del estudio fueron sorprendentes. Las gallinas con patrones de alimentación sincronizados mantuvieron una alta producción de huevos hasta bien entrada la vejez, superando con creces a sus contrapartes que tenían acceso ilimitado a los alimentos.
Esta mayor esperanza de vida reproductiva se acompañó de una mejor salud general, y el grupo de alimentación sincronizada mostró tasas de mortalidad más bajas y una mejor calidad del sueño. Es importante destacar que estos beneficios se lograron sin reducir la ingesta total de alimentos ni afectar el peso corporal.
Utilizando sensores innovadores basados en Arduino, los investigadores rastrearon los patrones de alimentación de las gallinas individuales. Descubrieron que, a pesar de ser diurnas, las gallinas con acceso constante a la comida se despertaban para comer varias veces durante la noche. Este patrón de sueño interrumpido puede ser la clave para comprender las diferencias de salud entre los grupos.
Si bien este estudio se centró en las gallinas, se suma a un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que alinear nuestros patrones de alimentación con nuestros ritmos circadianos naturales podría tener beneficios significativos para la salud, ya que estudios anteriores han demostrado que la alimentación restringida en el tiempo puede mejorar la salud metabólica, incluso sin reducción de calorías.
A medida que retrasamos cada vez más la paternidad, comprender y mitigar el envejecimiento reproductivo se vuelve crucial. Esta investigación abre nuevas vías para explorar cómo cambios simples en el estilo de vida, como alinear nuestros patrones de alimentación con los ritmos naturales de nuestro cuerpo, podrían extender nuestros años saludables y reproductivos.
Al demostrar el profundo impacto de la alimentación sincronizada en un modelo de vertebrados, este estudio allana el camino para futuras investigaciones sobre la «crononutrición» y su potencial para mejorar la salud y la longevidad humanas.